En anteriores publicaciones hemos hablado de qué pasos son necesarios para realizar una perfecta taza de café o de los factores a tener en cuenta como los utensilios o el agua. Pero, ¿y la molienda?
Con molienda nos referimos al grosor del grano de café que ha sido anteriormente molido. En cuanto al proceso de molerlo, es tan simple como hacerte con un molinillo de muelas cónicas y obtendrás el mejor resultado.
Descubre en este post la importancia del agua en el café
Y ahora llega el turno de lanzar la gran pregunta, ¿cuál es el grado adecuado de molienda? Pues veréis, no hay una fórmula exacta. En el caso de las máquinas profesionales, si obtienes 30 mililitros en 25 segundos, el molino estará en su punto exacto.
Dentro de los sabores que podemos extraer de dicho proceso, se encuentran dos en concreto: el salado o el amargo.
Pero, para comprender a la perfección cómo funciona la molienda y el proceso que la envuelve, primero hay que conocer cuáles son los tipos de molienda que existen:
- Gruesa: si queremos preparar cold brew o catas de café, esta variedad es una de las más utilizadas.
- Media: es la idónea para métodos de infusión de goteo natural.
- Fina: si lo que queréis es un café espresso o moka, esta molienda es la más adecuada.
En el caso de los cafés comerciales, es muy difícil obtener un sabor final igual de puro y bueno como ocurre con los cafés de especialidad, debido a la recogida masiva del grano. Juntar granos verdes, es decir, aún inmaduros, junto con otros negros que han madurado completamente, consigue que sea necesario aplicar un tueste muy alto.
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