Con un verano tan caluroso como el que estamos viviendo este 2020, nos resulta muy tedioso tomar alimentos calientes y nuestro paladar lo nota. Lo mismo ocurre con el café. En pleno agosto a las 16:00 de la tarde, ¿quién puede tomarse una taza de café hirviendo?
Os presentamos la mejor alternativa al café de siempre, al de toda la vida: el café helado. Para muchos os resultará raro o inusual tomar un café frío y con hielos, como si fuese más bien un smoothy. Pero en la actualidad, es una de las técnicas que más se está fomentando en los puntos de venta especializados.
Es una nueva forma de consumir café que nos abre las puertas a otras muchas variantes como son la de los cafés con bolas de helado en su interior o los cubitos de hielo con sabores a café. Y muchos os preguntaréis, ¿qué misterio tiene hacer un café con hielo? Pues veréis, este nuevo método consta de varios pasos que hay que realizar si no quieres que tu café se quede aguado.
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A continuación, vamos a ofreceros una técnica con la que aprenderás a hacer un café perfectamente helado y que conseguirá que te enamores de su sabor:
Servir el café en un vaso con hielo
No es lo mismo echar el café en un vaso que contenga previamente los cubitos que añadirlos después. El cambio de sabor es radical y siguiendo este consejo pondrás en alza el aroma natural que desprende el café, sin que quede demasiado licuado por el exceso de agua.
Preparar cubitos de hielo
El santo grial de un café helado es, sin duda, hacer tus propios cubitos hielo. Pero, no los hielos a los que estamos acostumbrados, sino que éstos contengan café dentro. Esta alternativa te ayudará a potenciar el sabor de tu vaso de café.
Crea a tu gusto
Una vez conseguida la temperatura perfecta y el café esté lo suficientemente frío, procederemos a dejar volar nuestra imaginación. Uno de los puntos a favor del café helado es que puedes combinarlo con multitud de ingredientes: desde nata o leche condensada, hasta todo tipo de siropes.
Como os hemos comentado, otra de las opciones para tomarte café frío es hacerlo junto con bolas de helado, y es muy fácil y sencillo. Simplemente debes servir en una taza mediana de leche una bola de helado y posteriormente verter el café caliente encima. Comprobarás cómo el contraste entre frío y caliente te resultará de lo más sorprendente y será un placer para tu paladar.