Nicaragua es el país más grande por extensión de los países de Centro América, pero a causa de diferentes desastres políticos o climáticos como el huracán que arrolló el país en 1998, no ha podido florecer en materia de producción cafetera. Por suerte, ha empezado a remontar y sus cafés se encuentran entre los mejores en la Taza de Excelencia, reconocida por la comunidad cafetera internacional.

Los cafés de la región de Nueva Segovia son los más buscados y codiciados. Esta zona reúne las condiciones perfectas para que crezcan los arbustos del cafeto – sombra, suelo volcánico fértil, altura y productores cafeteros organizados que prestan mucha atención al proceso de cultivo. La mayor parte del café nicaragüense crece bajo sombra y sus productores son conocidos por sacar cafés con una constante limpieza, con notas afrutadas y florales. La cordillera de Dipilto donde se sitúa la región de Nueva Segovia, limita con Honduras, y se rodea de comunidades de granjeros con nada más que una iglesia, granjas y algunas casas. Aún así, varias de las Taza de Excelencia provienen de esta zona y aledañas.

El método utilizado para procesar el grano es lavado, después de una minuciosa y elaborada selección de las cerezas más maduras con un rojo brillante. Una vez fermentadas, se lavan y secan durante unas dos semanas hasta llegar al punto óptimo de humedad.

Los cafés de Nicaragua se caracterizan por no tener una intensidad abrumadora, con cuerpo suave medio, una acidez cítrica brillante, con notas achocolatadas, vainilla y caramelo.

El método de preparación recomendado para este café es en filtro V60, Chemex o como espresso.